Noche ardiente en la capital, donde la reina del momento consumó el “acto” con sus miles de súbditos
Aquellos que esperaban que este concierto fuera otro de esos espectáculos en el que los bailarines tienen más importancia que los músicos se equivocaron en cierta manera con Gaga, cuya jadeante respiración tras el esfuerzo artístico aún resuena en nuestros oídos.
Desde antes de la hora de comienzo, todo acompañaba para la histeria colectiva vivida después, desde los innumerables disfraces entre el público siguiendo la “estética Gg” de sus videos y apariciones públicas, pasando por la paciencia mostrada por las largas colas de gente a la entrada, y siguiendo con ese hilo musical de espera con los grandes éxitos de Michael Jackson, como si cualquier melodía de la noche debiera ser obligatoriamente de artistas que han tocado ya trono.
Si tenemos en cuenta las excentricidades del personaje, todo lo imaginable y supuesto desfiló por el escenario, que tuvo neones de barrio rojo, coche americano con teclado bajo el capó, vagón de metro para favorecer los tumultuosos roces corporales del cuerpo de baile, piano con llamas regulables a voluntad, y un ”monstruoso” pez abisal que acosó con sus seductores tentáculos llenos de “fama” a nuestra heroína. Pero, como dijo aquel, todo esto podría ser solo fruto de nuestra imaginación, pues a estas alturas a la Germanotta ya está en la Santísima Trinidad del imaginario pop, y todo lo que susurró, cantó, gritó u ordenó complació los sentidos del público presente. Ella lo vende como si fuera una terapia de grupo, pero va más allá. Es una hipnosis colectiva en la que se vale de su baúl de disfraces que tan bien encajan con su mimético rostro, y de su imperfecta silueta, que lejos de querer disimular, usa como elemento de acercamiento a sus fans, para obligarles a sentirse parte activa de su repertorio, y hasta para que vayan reservando ya su ejemplar de su próximo álbum, Born This Way.
En su afán por dotar de teatralidad a un evento catalogado como de “concierto”, es cierto, que se le fue la mano con un exceso de interpelación a un público que no tiene el inglés como su lengua más fluida. Pero, aún así, la sensación que deja la provocadora neoyorquina a su paso por Madrid, es la de que piensa venir a un gran estadio, y allí, sus numerosos fieles estarán sin falta llenándolo todo. Se sabe poseedora de la formula que, en progresión geométrica, la ha llevado de sus primeras estancias por aquí, cuando era una mortal más intentando abrirse paso a base de promoción, ella misma recordó el episodio para regocijo de su núcleo duro de fans, a este status de megaestrella que maneja con soltura y cuyo flanco débil intenta cerrar en su empeño por convencer de que “canta” y “toca”. A cada colectivo posible le dio donde más le gusta, a los gays con su tórrida puesta en escena de Boys Boys Boys, a los escépticos con sus números de “poderío de voz” al frente de su piano, y al publico de a pie, incluidos servicios auxiliares y otros currantes del evento que no pudieron evitar mirar y canturrear por un momento, con la traca final de singles que encadenó entre Alejandro y Bad Romance. Pieza esta que, solo unas horas antes, dentro de la noche de nuestros Premios 40 Principales, se erigió, en el mismo recinto, en mejor canción del año por elección popular. La votaron los mismos súbditos que ya no añorarán más una nueva gira erótica de Madonna o un megalómano show de Prince. Solo piensan ya en volver a probarse para ella el traje que anoche se probaron, e inmediatamente compraron, de “pequeños monstruos”.
Los que vendiendo por la red entradas falsificadas para la “mayor fiesta del mundo” (Lady dixit), pensaban que iban a sacar tajada con esta autoproclamada Superstar, lo más que han conseguido es un puñado de titulares en la prensa menos profunda y puede que algunas lagrimas de desilusión entre los afectados, pero, tras lo visto, oído y bailado anoche en Madrid, nadie va a poner en duda la condición de nueva dominadora del pop mundial que es Lady Gaga.
FUENTE: Los 40 Principales
lunes, 13 de diciembre de 2010
Lady Madrid “fuckin” Superstar Gaga
18:11