"No vamos a dar el permiso para el concierto de Lady Gaga en Yakarta", dijo un portavoz de la policía nacional, Saud Usman Nasution. "El concierto, previsto el 3 de junio en Yakarta, tendrá que ser anulado", añadió, aunque reconoció la posibilidad de que se celebre fuera de la capital. "Todo dependerá de la policía de la ciudad" donde eventualmente se celebre ese concierto, dijo.
La policía nacional siguió la recomendación negativa dada por sus pares de Yakarta, que recibieron una queja del Consejo de los ulemas, mayor instancia religiosa islámica en Indonesia. "Su atuendo es demasiado sexy y erótico", explicó un portavoz de la policía de la capital.
El Frente de los Defensores del Islam (FPI), conocido por sus ataques a menudo violentos contra bares y salones de masaje, prometió la semana pasada reunir a "30.000" manifestantes en Yakarta para impedir que Lady Gaga "extienda su fe satánica". Aún así, la oposición a Lady Gaga --comprometida con la defensa de los derechos homosexuales-- no es ni mucho menos unánime en Indonesia, el mayor país musulmán del mundo con 240 millones de practicantes, en su mayoría de un islam moderado.
Finalmente, las 50.000 personas que habían comprado sus entradas para ver a la Mother Monster se quedarán sin poder ver a Gaga en su país y todo por unas ideologías que no concuerdan para nada con el siglo en el que vivimos, atacando a la libertad de expresión y orientación sexual.